Presentación
El eje central alrededor del cual se ha construido estas jornadas es la humanización de la universidad.
La universidad es una comunidad profesional y formativa de personas pero, también, una herramienta de transformación social que debe contribuir a la humanización de las relaciones profesionales, personales y sociales. En definitiva, de algún modo, la universidad debe ser la impulsora de los cambios sociales.
Cuando hablamos de humanizar, nos referimos humanizar ”algo”, en este caso a la actividad universitaria, y también humanizar a “alguien”: a todos los miembros de la comunidad universitaria; y por ende… a toda la sociedad.

Si queremos transcender la mera instrucción y humanizar a nuestros alumnos, compañeros y a la sociedad entera, debemos hacer de la Universidad un lugar donde, en todo momento y en todo lugar, se vivan los valores de la libertad, el respeto, el diálogo, la comprensión y la búsqueda honrada de la verdad, de lo bueno, de lo justo y de lo bello. La libertad de pensamiento y de acción deben ser, de este modo, enseñas de la verdadera actividad universitaria de la Universidad con mayúsculas.Humanizar es, por tanto, movilizar a la persona completa, coherente y madura, capaz de establecer una relación armónica entre la teoría y la práctica, las ideas y la conducta. Consiste en una reflexión personal sobre los principios, valores y virtudes que libremente cada uno hace suyos y sobre la forma de transformarlos en acciones cotidianas. Acciones que desde ese momento, no sólo adquieren valor moral, sino que plenas de coherencia, nos acercan a la felicidad.

Postulamos una universidad, como una sociedad, capaz de sin miedo y sin complejos, atreverse a reflexionar abiertamente sobre cómo quiere ser y cómo hacer para serlo.
Se trata de seguir avanzando en construir un entorno universitario inspirador, integrador y participativo, capaz de generar sentido de pertenencia y de contribuir activamente a la mejora de la sociedad desde la formación, el ejemplo y el compromiso social.
Esta iniciativa pone el foco en la valor de la persona y su dignidad y en la importancia de construir relaciones basadas en la cercanía, el diálogo y el compromiso personal con las personas y el bien común. No se trata de una reflexión teórica sino de estrategias concretas con acciones prácticas para vivir en las actividades cotidianas.









